te encadenas para no llamar.
¿Cómo hacés? Conozco todos tus trucos,
pero aún así me das que pensar.
Te guardas el orgullo donde nadie
pueda dudar de que lo tenés.
Y así vas, sin perder el objetivo,
pidiendo dos cuando querés tres.
Ya estoy bien, ya me ordené en mi desorden, y aquellas voces no me hablan más. Por favor, mentime y dame la espalda,
otra vez no quiero patinar.
Y me esperás, más de la cuenta
siendo siempre la que yo soñe.
Y firme yo, me encierro en que es peor,
amar y envejecer.
Y me esperás, más de la cuenta
siendo siempre la que yo soñe.
Y firme yo, me encierro en que es peor,
amar y envejecer.
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